carne corte pluma

A la plancha, a la brasa oa la barbacoa. Va a bastar una vuelta y vuelta en una parrilla o si no hay una sartén de hierro derretido para gozar al límite su gusto.

Ciertos avisos como atemperar la carne y tirar la sal antes de cocinar tienen la posibilidad de sospechar una diferencia en el resultado final.

Pluma ibérica: característica:

La primordial característica de este corte es que la pluma ibérica tiene:

  • Una textura tierna, despacio, y como es natural interesante y exquisita para el paladar.
  • Tienen la estabilidad especial entre grasa y magra. ¡Ah! Pero su grasa es “saludable” puesto que tiene un considerable aporte de ácido oleico que es afín al aceite de oliva.
  • Hay que denotar que la aportación de esta clase de ácidos grasos monoinsaturados “grasa saludable” solo es característica de pluma ibérica, y no de esta forma de otro género de carne de cerdo.
  • El gusto es completamente diferente, en tanto que la carne de cerdo ibérico es producto de cerdos criados en independencia y alimentados en la dehesa. (La nutrición y el modo de vida del cerdo tienen una predominación directa en su textura, aroma y gusto).

Toma ibérica

La presa se encuentra dentro de las carnes ibéricas mucho más populares. ¿Por qué razón? Ya que por el hecho de que es fibrosa pero muy jugosa. Si se cocina bien y se deja en su punto, es una carne exquisita que se prepara en un instante. Indudablemente, te la aconsejamos tanto para la plancha para la barbacoa.

Pluma Ibérica

Está entre los hombros y resulta muy balanceada entre la proporción de carne magra y las vetas de grasa. De cada cerdo se consiguen 2 plumas de entre ochenta y cien gramos cada una.

La preparación perfecto para la pluma ibérica es cocinarla a la plancha a fuego prominente, churrándola bien por fuera y dejándola tierna por la parte interior. Es idónea para una comida informal acompañada de ciertas setas de temporada, algún paté gourmet o un foie y un óptimo vino tinto.

Pluma de cerdo y el ácido oleico

Es esencial resaltar la relevancia de la grasa infiltrada que tienen nuestros cerdos ibéricos. Esto hay que al ejercicio que hacen al aire libre entre los meses de octubre a febrero, a lo largo de ámbas largas montañas que los animales pasan a la dehesa, lo que les otorga una composición ósea y muscular únicas, de forma plena creada.

El ácido oleico es especialmente considerable en cortes como el de la pluma de ibérico, cuyo veteado sin igual, merced a la elevada concentración de ácidos grasos monoinsaturados, le hace alardear de un considerable nivel de ácido oleico, o sea, una grasa que es lo mucho más semejante al aceite de oliva.

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