Creador: Ernesto Salazar Castell
Gerente de Estudios Económicos y Comercio del CoMeCarne
A nuestro sistema digestivo no le agrada la carne
intestinales cortos que dejan que la carne pase de forma rápida a través del sistema digestivo. Los tratos intestinales de los humanos son considerablemente más largos, como los herbívoros. Esto da al cuerpo mucho más tiempo para romper las fibras y absorber los nutrientes de los alimentos de origen vegetal.
Medites sobre la fábula El perro y el pedazo de carne para los pequeños
Es bueno aspirar a mucho más, pero con ninguna, y sin perder jamás la referencia de los peligros que suponen procurarlo. En caso contrario, podríamos perder todo cuanto teníamos hasta la actualidad:
- El personaje principal, un perro algo glotón: en la narración de esta fábula (atribuida a Esopo, si bien después fue reescrita por mucho más fabulistas ), el personaje principal es un perro un tanto glotón que se deja asesorar por su ansia y cae en la distracción de lanzarse a buscar el otro pedazo de carne, sin meditar si era real o no.
Virgili Piñera (Cuba, 1912-
Sucedió con enorme facilidad, sin afectación. Por fundamentos que no son del caso mostrar, la población padecía de carne. alarmó y se hicieron comentarios aproximadamente amargos e inclusive se esbozaron algunos propósitos de venganza, pero, como siempre y en todo momento sucede, las manifestaciones no pasaron de puras amenazas y próximamente se vio a aquel afligido pueblo tragando los vegetales mucho más diversos Ansaldo no prosiguió el orden general, con enorme calma decidió afilar un colosal cuchillo de cocina y, ahora, bajándose los pantalones hasta las rodillas, cortó de su nalga izquierda un bonito solomillo. vinagre, lo pasó –como dicen– por la parrilla, para por último freírlo en la enorme sartén de las tortillas del domingo, era la voz cino que venía a desquitarse… Pero Ansaldo, con muy elegante pose, le logró ver el bello solomillo.El vecino preguntó y Ansaldo se limitó a enseñar la nanza izquierda. quedaba contado. También, el vecino deslumbrado y conmovido, salió sin decir palabra para regresar al poco rato con el alcalde del pueblo. Este expresó a Ansaldo su deseo vivo de que su amado pueblo se alimentara, como lo hacía Ansaldo, de sus reservas, esto es, de su carne, de la carne respectiva de cada uno de ellos. Próximamente quedó acordada y tras las efusiones propias de gente bien educada, Ansaldo se trasladó a la plaza primordial del pueblo para sugerir, según la oración característica, “una demostración práctica a las masas”. Una vez allí logró comprender que cada individuo cortaría de su nalga izquierda 2 filetes, en todo iguales a una exhibe en yeso encarnado que colgaba de un alambre reluciente. Y declaraba que 2 filetes y no uno, ya que si él había cortado de su nalga izquierda un bonito solomillo, precisamente era que la cosa se marchara a compás, o sea, que absolutamente nadie tragara un solomillo menos. Una vez fijados estos puntos se dio a cada uno de ellos a rebanar 2 filetes de su respectiva nalga izquierda. Era un glorioso espectáculo, pero se suplica no mandar especificaciones. Por otra parte, se hicieron cálculos sobre cuánto tiempo disfrutaría el pueblo de los resultados positivos de la carne. Un distinguido anatómico pronosticó que sobre un peso de cien libras, y descontando vísceras y otros órganos no ingestibles, un sujeto podía comer carne a lo largo de cien 40 días a razón de media libra al día. Por otro lado, era un cálculo ilusorio. Y lo que importaba era que cada uno de ellos pudiese consumir su precioso solomillo.
«El Familiar» un demonio devorador de carne humana
El origen de esta historia de historia legendaria tiene sus raíces en un mito tradicional: un hombre que vende su alma al demonio en lugar de un favor particular. En un caso así, en lugar de riqueza y poder, lo que se le entregaba a ese ser salido del averno, aparte del alma, eran humanos. Carne humana en lugar de beneficio económico.